jueves, 2 de mayo de 2024

¿Qué vida nos espera sí nuestra conciencia es el mayor fracaso que hemos tenido?








 

Si has comprado este libro no lo dudes más, lo puedes leer sin temor. Decía Herman Hesse que hacer versos malos depara más felicidad que leer versos más bellos. Así es mi poesía, sin belleza, sin magnificencia, pero ofrece bonanza y bienestar. Además, si somos estrictos, este libro no es un poemario, se acerca más a un novelario, aunque esta palabra no exista.

Es verdad, en este libro la poesía brilla por su ausencia y la prosa no brilla, pero tiene cierta luminosidad, alimentada por una historia creíblemente viable, cumplir una promesa veinte años después posee un grado altísimo de locura.

 Tú, lector/a como dije antes, no desconfíes, la poesía en este libro tiene una complejidad liliputiense, se lee, por poco, como un relato y esa idea viene bien a los dos tipos de lectores/as.

 Cabe resaltar que este libro es una especie de poesía reunida, aquí están los tres tomos que ya fueron publicados en los años 21, 22 y 23 y me resultaba interesante juntar los 9,741 versos en un solo volumen.

 Me gustaría ser un narrador de éxito, no obstante, me gustaría aún más ser un poeta de éxito y, como poeta, la poesía posee mayor excelsitud que la prosa, es así, concluyentemente es así y es una pena la escasísima venta que tiene un poemario.

 En todo caso, me quedo con esta disparatada historia, llena de obsesivas metáforas, repleta de flores frescas y larguísimas disquisiciones, y es dulce pensar en el amor después del amor, en la vida después de una vida ligeramente sombría.

Ojalá tantos versos tengan un buen cobijo en una mesita de noche y, antes de dormir se despierten como pequeños gorrioncillos debajo del corazón.

Esa puede ser una buena meta, un destino en la conciencia, un sueño que empieza cuando se abren los ojos y el recuerdo es la llovizna del olvido.

Leer poesía, además, nos hace entender mejor la bondad en todo su universo, y la bondad es la naturaleza de todo aquello que estamos perdiendo, es así, el ser humano es así, triste y mediocre cuando no posee la grandeza de la bondad.  

Una vez escribí: Todo lo que sucede en un poema es verdad, aunque sea mentira. Bueno, debo dejar claro que la frase tenía una virtualidad poética maravillosa, no recuerdo las palabras exactas, es mi frágil memoria que hace vislumbrar oscuridad. Al menos creo que se entiende ¿no?

Antes de terminar, quiero confesar que queda el último tomo, el tomo IV, el final. Es delicadamente un reto cerrar el círculo, echaré de menos esta historia premiada de forma separada del conjunto en varios certámenes.

Será una eterna felicidad y un consuelo también poner fin a tantos versos inmarchitables en otoño y mustios en primavera.

Termino con una frase de Aristóteles, padre de la filosofía occidental: La historia cuenta lo que sucedió; la poesía lo que debía suceder.