Decía Victor Hugo que el infierno
está todo en esta palabra: Soledad.
está todo en esta palabra: Soledad.
Yo
amo la soledad
mi
soledad
esa
que me acompaña a todos lados
y
me acaricia como el aire
en
las hojas de un otoño que aún no ha perdido
sus
verduzcas tonalidades.
Han
pasado dos años y medio
desde
aquella
mañana
cuando
todo
se
desmoronó con cierta fragilidad
y
es curioso
a
pesar que sucedió
como
una pequeña gran ruptura
casi
como un castillo de naipes
nunca
las cartas
pudieron
volver a levantarse
ella
las guardó en su caja
para
siempre.
Sin
embargo
el
dolor sigue en pie
pero
es
un dolor que ha sanado
no
hay cicatriz
la
piel tiene una imagen agradable,
lozana
y eso hace que ese dolor presente
(sé
que es difícil de entender)
mantenga
un estado perenne
en
el recuerdo del corazón.
No
es angustia
tampoco
hay una pizca de desesperanza
es
poesía
y
también un mundo nuevo
desde
aquella fractura
además,
el yeso hizo un buen trabajo
dejó
esa época perdida
sin
fisuras, sin rendijas
dónde
pudiera escapar
la tristeza
del amor.
Marga
se mudó a mi manzana
(cosas
del destino, un amigo en común
vendió
su casa a un precio inmejorable)
nos
vemos a menudo
incluso
a veces
desayunamos
juntos en
la
misma cafetería
después
de dejar a su hija
en el
colegio.
Es
tan feliz
solo
me habla de cosas lindas
de
sueños, de objetivos…
del
futuro
y
eso me recuerda una vez más
otra
frase de mi buen amigo
Victor
Hugo:
“El porvenir es mucho más de los corazones
que de las mentes.
Amar, eso es lo único que puede ocupar y colmar
la eternidad.
El infinito precisa de lo inagotable”
Me enloquece esta verdad
no solo la de Victor Hugo
la
de Margarita posee la dulzura
de
un nido
cuando
los polluelos rompen
el
cascarón sin ellos saberlo.
Si
bien
mi
mente me persigue
he
logrado controlar mis emociones
como
las cuerdas de un apacible laúd
en
una mañana
frente
al gran ventanal
de
la misma cafetería
donde
tantas veces
me
rompieron el corazón.
No
importa
ese
recuerdo es consuelo
y
me ayuda a tener paz
y
ese amor
esos
amores perdidos
tienen
durante
el día
versos
tendidos
en
un cordel frente al mar.
¿Se
puede pedir algo mejor en esta vida
qué,
conservar solo buenos recuerdos?
Amo
esta vida que he perdido
pero
sigue ahí
no
ha desaparecido
vive
a mi lado
y
no es un error
obcecarse
ante las mismas flores
inmortalmente
marchitas
mi
conciencia
y
mi previsión hace que el pasado
sea
una llovizna paradisíaca.
Y
ahora
se
pueden preguntar que será
o,
qué es de mi vida
seguramente,
ahora mismo
después
de leer el verso anterior lo hagan.
Los
curiosos y curiosas
lo
hicieron antes
y
quizá pensaron
qué
después
de tantos meses
y
tantos versos
un
final feliz sería
lo
más indicado
sin
embargo
esta
novela poética
no
es ficción
entonces
no
puedo cambiar los hechos
quizá
inventar
un
final para cada lector
o
quizá
escribir
un
nuevo tomo
el
quinto
y
dicen que no hay quinto malo
en
fin
no
sé qué hacer
a
lo mejor escribir un final
el
más trivial de todo el universo.
En
todo caso
mi
vida es
toda
una vida
es
decir
lo
que he vivido
yace
tan frondoso
incluso
para personas
que
han tenido una larga vida.
Es
así
la
vida es llegar a viejos
y
soñar
que
todo lo hemos soñado
sin
trapos
sucios
que
han quedado en el fondo
del
armario
quizá
solo
un ligero polvillo
al
pasar la yema de los dedos
y,
alguna bolita de naftalina
briosa
de aquel olor
tan particular.
Eso
es
la prueba verdadera de la vida
un
armario
repleto
de recuerdos
de
versos
como
perchas colgando
apretujadas
para
poder cerrar
la
puerta corredera.
Me
miro
y
te veo en el espejo
soy
yo
cuando
estabas a mi lado
ha
pasado el tiempo
y
a su vez los recuerdos se detienen
qué
curioso
sin
embargo
a
pesar de esa nostalgia
me
veo bien
tengo
los ojos (todavía)
repletos
de esperanza.
Sé
que tuve que mentir
cuando
decía
que
estaba bien
y
tuve que dejar de llorar
cuando
lo hacía
(nadie
me vio)
y,
en toda esa académica
parafernalia
te
amé una vez más
lo juro.
Perdona
si este dolor
te
hace pensar
que
vuelvo
a
la casilla de salida
y
es verdad
vuelvo
a remover
lentamente
tus labios
en
aquella tumba
que
heredé
a
petición propia
lo
hago
sin
entrometerme
en
el daño
que
dejaste
eso,
ya es un río
mustio,
reseco
solo
hay tierra húmeda
a
punto de florecer.
Tengo
un cielo
desde
mi ventana
lleno
de angustia
pero
cuando
llueve
el
mundo es bondad
y
el recuerdo
se
vuelve una bella locura
que
dulcifica al corazón.
Ese
es el clavo ardiendo
de mi vida
y
me agarro a él
sin
quemaduras
sin
huesos bajo tierra
soy
un violín de versos
y
este poema
lleno
de vida
tiene
desesperadamente
nuestra
vida
nuestro
amor
y
puedo
si
quisiera
acariciar
tus pechos
en
una metáfora
y
besar alocadamente tus labios
sin
embargo
no
lo haré,
en
mi ventana
el
cielo es un concierto
para
piano
y,
esa ligera llovizna
posee
un
sonido bellísimo.
¿Se
puede pedir algo más
en
esta vida
cuando
he tenido
un
otoño lleno de primavera?
Quizá
otra memoria
no
una nueva
otra
y
tener más espacio
para
todo lo que se viene
como
tardes dulcísimas
frente al
mar.
Además
he
logrado encontrar un equilibrio
mágico:
vivir de amor
y vivir de desamor,
tengo
los dos estados
y,
lejos de un disparate
hay
armonía
entre ellos
hay
pasión, lujuria
y
favoritismo algunas veces
por
ejemplo
hay
días que me paso
pensando
en el desamor
y
es muy productivo
mi
corazón se vuelve
un
jovenzuelo
cuyo
único patrimonio
es
amar y ser amado.
Sé
que esta locura estremece
al
más cuerdo
incluso
puede parecer aterrador.
El
amor
siempre
es bienvenido
por
eso es vital tener otra memoria
y
salvaguardar aquello
que
el cerebro quiera descartar.
Experimentar
algo nuevo
en
cada momento
es
traslúcidamente
una
victoria
aunque
nuestro
fracaso sea palpable
¿acaso
los hombres exitosos
poseen
una felicidad
a
prueba de balas?
Sin
duda
mi
locura tiene nuevas locuras,
puedo
visitar lugares
obscurecidos
por el hombre,
calles
sombrías
hasta
puedo
comprender el corazón
de
un hombre desdichado
incluso
con
una espátula
puedo
raspar su alma marchita
sin
utilizar disolventes,
soy
experto en deshojar
un
otoño engarzándose
de hastío.
Todo
esto es un premio
(así lo veo)
después
de haber conocido
el
verdadero amor,
no
hay otra explicación
y
nunca nadie tendrá
en
su vida
los
años suficientes
para
alcanzar aquello
que
yo he vivido como un átomo
de
flores rugiendo
en
el centro de este corazón
donde
se ha guarecido
de
más amor
cuando
las
llamas de mi angustia
dejaron
un mundo
lleno de insidia.
Sé
que he vivido
tiempos
duros
como
una máquina
capaz
de aplastar una bola de acero
(no
sé si eso es una buena
metáfora
de dureza)
y
acto seguido
despertar
en
un bosque de abedules
bajo
un atardecer
saltando
entre
versos
de colores
y
besos
escapándose a la bruma
de
una maravillosa sabiduría.
Y
es ahí donde quiero llegar
no
a un bosque frondoso
sino
a
la frondosidad de la sabiduría.
Decía
Sorcha Carey:
“No hay que confundir nunca
el conocimiento con la sabiduría.
El primero nos sirve para ganarnos la vida;
la sabiduría nos ayuda a vivir.
Esa es mi profunda herencia
en toda esta historia
soy el musgo y la yedra
soy el desierto y la humedad
y este camino no acaba
termina
pero también empieza
tengo tantas cosas que contar
tanta vida que ver
como la yerba
en un campo recuerdos.
Soy un poeta que vive
bajo una lápida
y sonríe todas las noches
antes de dormir
ese es mi más noble anarquismo
y es dulcísimo pensar
a cada instante
en un mundo nuevo
a mis espaldas
esa es mi doctrina
y mi sabiduría:
un sabotaje al pasado
al deseo de sobrevivir
sin antes
vivir.
Y mi escritura
es
un maquillaje bien trazado
entre
tierras abruptas, ásperas y rugosas
y en ese camino
voy sembrando
un paraíso en cada brizna
como una realidad
que nadie aún
vio.
Entonces
mis ojos poseen una ideografía
abstracta
no hay ciencia
solo amor
y un buen puñado
de versos sintácticos
bueno
también un charco de flores
y un manojo de sueños
envasados
al vacío
ah
también a Mozart
y su última obra sin terminar
y claro y cómo no
al imprevisible Wilde
y sus
aforismos
del mismo modo a Vallejo y su obra completa
y a Verástegui con su influyente poesía
también a Bryce y su prosa tan campechana
y Chopin, Llosa, Keats, Lorca, Sócrates, Nietzsche,
Victor Hugo, Poe, Hemingway, Murakami, Da
Vinci,
y cómo no, la belleza unida al talento
de Ava, Hepburn, Hayworth, Taylor…
Ese es mi camino
el arte infinito
y la conciencia sombría y luminosa
dentro de un cuerpo
dulcemente atado
al espíritu.
Nada puede obrar mal
si el corazón posee esa libertad
tan incompresible (al amor)
y a su vez
tan tolerante
ante el poder del amor.
Rompo
ahora
un verso
en mis manos
lo arranco entre dientes
y engullo
cada letra después
es
una forma de pulir
aquello que el tiempo
infatigablemente
estremece
cuando
fruncimos
la mirada.
Bien
después de este bullicio de flores
octogenarias en un florero límpido
voy a encontrar
un beso tuyo
en el diván
y sacudir después
lentamente
el placer como gotas
de una llovizna que acaba de empezar
florece salpicando tus muslos
en una postura platónica.
He ahí
toda la verdad de esta historia
la persecución y exclusión
de un amor que se ha ido
pero sigue con destreza
empuñando en un mástil
lo bueno, esa sabiduría que no sabe
nada del dolor
solo de una evidencia:
el
conocimiento.
Entonces
mi vida es el poder que tengo
esa intelectualidad del recuerdo
aquella proyección
de una época que dejó
de ser amarga
y, a pesar que posee cosas inalterables
rebalsa de poesía
como un remolino que se lleva
todo a su paso
sin ir muy lejos.
No importa si ahora el mar
queda tan lejos
como yo
de mi primera oración junto a mi madre
en la iglesia santísimo redentor
la iglesia era muy bonita (todas lo son)
tenía una cúpula muy alta
llena de cristales pequeños
y muy coloridos
siempre pensé que eran caramelos
y buscaba la forma de subirme
y coger muchos
todos
y repartirlos entre mis amigos del colegio.
La memoria es un lenguaje
que adora estos recuerdos
y no sé por qué la gente me dice
que vivir del recuerdo es anclarse en el pasado,
no es así, al menos en mi caso, no es así.
Escribir es como una tiernísima caricia
en medio de una taza de té humeante
mientras
el mundo desaparece
solo quedan
flores que vuelan en mis ojos
como un invierno despistado
en
primavera.
Quizá
todo esto sea un pretexto
es decir
escribir para escapar de la locura
que no es otra cosa
que la propia locura de vivir
pero
quienes viven en un mundo cuerdo
no poseen ese dulce pánico
de contar lo que han vivido.
Y lo es
escribir es una máscara
que tapa el rostro
de una sonrisa pecaminosa
y ofrece una única verdad
aquella que dice
que lo has entendido todo:
la historia
el argumento
el nudo
el desenlace
y cada verso que se pierde
en la fugacidad
del amor.
¿Se puede vivir una realidad
distinta a la que hemos vivido?
Por supuesto.
¿Quién puede oponerse
eternamente
a los designios de esta vida
tan efímera?
Yo
sin éxito, claro
y mira que lo he intentado
repetidas veces
y no hubo manera
incluso un día
me pase toda la tarde
limpiando
las estrellas que habían caído
en mi cama
por culpa de un mal pegamento
(estos stickers son malísimos)
quedaron limpias
pero no pude volver
a pegarlas.
Amanece
y te poseí
en estos versos antiguos
ojalá tengan
la ancianidad del papel
en el reinado de la dinastía Han,
un papiro
de color amarillo cobrizo
tan elegante
como este amor
que ha pasado
a la espiritualidad.
Puedo escribir así mil años
y rasgar
en cada pensamiento
nuevos teoremas
nuevas locuciones
y nuevos conceptos…
del paraíso ya me encargaré después
ahora
con avidez
debo
seguir
gruñendo
de gratitud
como el frutero
cuando se resigna
a comer la fruta mustia.
JML
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