lunes, 25 de agosto de 2025

Experimentar algo nuevo en cada momento es traslúcidamente una victoria aunque nuestro fracaso sea palpable ¿acaso los hombres exitosos poseen una felicidad a prueba de balas?

 





     

 
 
 
 
Decía Victor Hugo que el infierno
está todo en esta palabra: Soledad.


Yo
     amo la soledad
mi soledad
esa que me acompaña a todos lados
y me acaricia como el aire
en las hojas de un otoño que aún no ha perdido
sus verduzcas tonalidades.
 
Han pasado dos años y medio
desde
aquella mañana
                        cuando
                                    todo
se desmoronó con cierta fragilidad
y es curioso
a pesar que sucedió
como una pequeña gran ruptura
casi como un castillo de naipes
nunca las cartas
pudieron volver a levantarse
ella las guardó en su caja
                                      para siempre.
 
Sin embargo
el dolor sigue en pie
pero
es un dolor que ha sanado
no hay cicatriz
la piel tiene una imagen agradable,
lozana y eso hace que ese dolor presente
(sé que es difícil de entender)
mantenga un estado perenne
en el recuerdo del corazón.
 
No es angustia
tampoco hay una pizca de desesperanza
es poesía
y también un mundo nuevo
desde aquella fractura
además, el yeso hizo un buen trabajo
dejó esa época perdida
sin fisuras, sin rendijas
dónde
           pudiera escapar
                                    la tristeza del amor.
 
Marga se mudó a mi manzana
(cosas del destino, un amigo en común
vendió su casa a un precio inmejorable)
nos vemos a menudo
incluso a veces
desayunamos juntos en
la misma cafetería
después de dejar a su hija
                                        en el colegio.
Es tan feliz
solo me habla de cosas lindas
de sueños, de objetivos…
del futuro
y eso me recuerda una vez más
otra frase de mi buen amigo
 
Victor Hugo:
 
“El porvenir es mucho más de los corazones
que de las mentes.
Amar, eso es lo único que puede ocupar y colmar
la eternidad.
El infinito precisa de lo inagotable”
 
Me enloquece esta verdad
no solo la de Victor Hugo
la de Margarita posee la dulzura
de un nido
cuando los polluelos rompen
el cascarón sin ellos saberlo.
 
Si bien
mi mente me persigue
he logrado controlar mis emociones
como las cuerdas de un apacible laúd
en una mañana
frente al gran ventanal
de la misma cafetería
donde tantas veces
me rompieron el corazón.
 
No importa
ese recuerdo es consuelo
y me ayuda a tener paz
y ese amor
esos amores perdidos
tienen
durante el día
versos tendidos
en un cordel frente al mar.
 
¿Se puede pedir algo mejor en esta vida
qué, conservar solo buenos recuerdos?
 
Amo esta vida que he perdido
pero sigue ahí
no ha desaparecido
vive a mi lado
y no es un error
obcecarse ante las mismas flores
inmortalmente marchitas
mi conciencia
y mi previsión hace que el pasado
sea una llovizna paradisíaca.
 
Y ahora
se pueden preguntar que será
o, qué es de mi vida
seguramente, ahora mismo
después de leer el verso anterior lo hagan.
Los curiosos y curiosas
lo hicieron antes
y quizá pensaron
qué
después de tantos meses
y tantos versos
un final feliz sería
lo más indicado
sin embargo
esta novela poética
no es ficción
entonces
no puedo cambiar los hechos
quizá inventar
un final para cada lector
o
quizá escribir
un nuevo tomo
el quinto
y dicen que no hay quinto malo
en fin
no sé qué hacer
a lo mejor escribir un final
el más trivial de todo el universo.
 
En todo caso
mi vida es
toda una vida
es decir
lo que he vivido
yace tan frondoso
incluso para personas
que han tenido una larga vida.
 
Es así
la vida es llegar a viejos
y soñar
que todo lo hemos soñado
sin trapos
               sucios
que han quedado en el fondo
del armario
quizá
solo un ligero polvillo
al pasar la yema de los dedos
y, alguna bolita de naftalina
briosa de aquel olor
                                tan particular.
 
Eso
es la prueba verdadera de la vida
un armario
repleto de recuerdos
de versos
como perchas colgando
apretujadas
para poder cerrar
la puerta corredera.
 
Me miro
y te veo en el espejo
soy yo
cuando estabas a mi lado
ha pasado el tiempo
y a su vez los recuerdos se detienen
qué curioso
sin embargo
a pesar de esa nostalgia
me veo bien
tengo los ojos (todavía)
repletos de esperanza.
 
Sé que tuve que mentir
cuando decía
que estaba bien
y tuve que dejar de llorar
cuando lo hacía
(nadie me vio)
y, en toda esa académica
parafernalia
te amé una vez más
                               lo juro.
 
Perdona si este dolor
te hace pensar
que vuelvo
a la casilla de salida
y es verdad
vuelvo
           a remover
lentamente
                  tus labios
en aquella tumba
que heredé
a petición propia
lo hago
sin entrometerme
en el daño
que dejaste
eso, ya es un río
mustio, reseco
solo hay tierra húmeda
a punto de florecer.
 
Tengo un cielo
desde mi ventana
lleno de angustia
pero
cuando llueve
el mundo es bondad
y el recuerdo
se vuelve una bella locura
que dulcifica al corazón.
 
Ese es el clavo ardiendo
                                     de mi vida
y me agarro a él
sin quemaduras
sin huesos bajo tierra
soy un violín de versos
y este poema
lleno de vida
tiene
desesperadamente
nuestra vida
nuestro amor
y puedo
si quisiera
acariciar tus pechos
en una metáfora
y besar alocadamente tus labios
sin embargo
no lo haré,
en mi ventana
el cielo es un concierto
para piano
y, esa ligera llovizna
posee
un sonido bellísimo.
 
¿Se puede pedir algo más
en esta vida
cuando he tenido
un otoño lleno de primavera?
 
Quizá otra memoria
no una nueva
otra
y tener más espacio
para todo lo que se viene
como tardes dulcísimas
                                    frente al mar.
 
Además
he logrado encontrar un equilibrio
mágico:
             vivir de amor
             y vivir de desamor,
tengo los dos estados
y, lejos de un disparate
hay armonía
                    entre ellos
hay pasión, lujuria
y favoritismo algunas veces
por ejemplo
hay días que me paso
pensando en el desamor
y es muy productivo
mi corazón se vuelve
un jovenzuelo
cuyo único patrimonio
es amar y ser amado.
 
Sé que esta locura estremece
al más cuerdo
incluso puede parecer aterrador.
El amor
siempre es bienvenido
por eso es vital tener otra memoria
y salvaguardar aquello
que el cerebro quiera descartar.
 
Experimentar algo nuevo
en cada momento
es
traslúcidamente
una victoria
aunque
nuestro fracaso sea palpable
¿acaso los hombres exitosos
poseen una felicidad
a prueba de balas?
 
Sin duda
mi locura tiene nuevas locuras,
puedo visitar lugares
obscurecidos por el hombre,
calles sombrías
hasta
puedo comprender el corazón
de un hombre desdichado
incluso
con una espátula
puedo raspar su alma marchita
sin utilizar disolventes,
soy experto en deshojar
un otoño engarzándose
                                     de hastío.
 
Todo esto es un premio
          (así lo veo)
después de haber conocido
el verdadero amor,
no hay otra explicación
y nunca nadie tendrá
en su vida
los años suficientes
para alcanzar aquello
que yo he vivido como un átomo
de flores rugiendo
en el centro de este corazón
donde se ha guarecido
de más amor
                     cuando
las llamas de mi angustia
dejaron un mundo
                              lleno de insidia.
 
Sé que he vivido
tiempos duros
como una máquina
capaz de aplastar una bola de acero
(no sé si eso es una buena
metáfora de dureza)
y acto seguido
                      despertar
en un bosque de abedules
bajo un atardecer
                            saltando
entre versos
                   de colores
y besos
            escapándose a la bruma
de una maravillosa sabiduría.  
 
Y es ahí donde quiero llegar
no a un bosque frondoso
sino
a la frondosidad de la sabiduría.
 
Decía Sorcha Carey:
 
“No hay que confundir nunca
el conocimiento con la sabiduría.
El primero nos sirve para ganarnos la vida;
la sabiduría nos ayuda a vivir.
 
Esa es mi profunda herencia
en toda esta historia
soy el musgo y la yedra
soy el desierto y la humedad
y este camino no acaba
                                    termina
pero también empieza
tengo tantas cosas que contar
tanta vida que ver
como la yerba
en un campo recuerdos.
 
Soy un poeta que vive
bajo una lápida
y sonríe todas las noches
antes de dormir
ese es mi más noble anarquismo
y es dulcísimo pensar
a cada instante
en un mundo nuevo
                            a mis espaldas
esa es mi doctrina
y mi sabiduría:
un sabotaje al pasado
al deseo de sobrevivir
                                   sin antes vivir.
 
Y mi escritura
                       es
un maquillaje bien trazado
entre
tierras abruptas, ásperas y rugosas
y en ese camino
voy sembrando
un paraíso en cada brizna
como una realidad
                              que nadie aún vio.
 
Entonces
mis ojos poseen una ideografía
abstracta
no hay ciencia
solo amor
y un buen puñado
de versos sintácticos
bueno
también un charco de flores
y un manojo de sueños
                                     envasados al vacío
ah
también a Mozart
y su última obra sin terminar
y claro y cómo no
al imprevisible Wilde
                                 y sus aforismos
del mismo modo a Vallejo y su obra completa
y a Verástegui con su influyente poesía
también a Bryce y su prosa tan campechana
y Chopin, Llosa, Keats, Lorca, Sócrates, Nietzsche,
Victor Hugo, Poe, Hemingway, Murakami, Da Vinci,
y cómo no, la belleza unida al talento
de Ava, Hepburn, Hayworth, Taylor…
 
Ese es mi camino
el arte infinito
y la conciencia sombría y luminosa
dentro de un cuerpo
dulcemente atado
                            al espíritu.
 
Nada puede obrar mal
si el corazón posee esa libertad
tan incompresible (al amor)
y a su vez
tan tolerante
ante el poder del amor.
 
Rompo
              ahora
un verso
               en mis manos
lo arranco entre dientes
y engullo
              cada letra después
es
una forma de pulir
aquello que el tiempo
infatigablemente
                         estremece
cuando
            fruncimos
                             la mirada.
 
Bien
después de este bullicio de flores
octogenarias en un florero límpido
voy a encontrar
un beso tuyo
                     en el diván
y sacudir después
                            lentamente
el placer como gotas
de una llovizna que acaba de empezar
florece salpicando tus muslos
en una postura platónica.
 
 
He ahí
toda la verdad de esta historia
la persecución y exclusión
de un amor que se ha ido
pero sigue con destreza
empuñando en un mástil
lo bueno, esa sabiduría que no sabe
nada del dolor
solo de una evidencia:
                                   el conocimiento.
 
Entonces
mi vida es el poder que tengo
esa intelectualidad del recuerdo
aquella proyección
de una época que dejó
de ser amarga
y, a pesar que posee cosas inalterables
rebalsa de poesía
como un remolino que se lleva
todo a su paso
                       sin ir muy lejos.
 
No importa si ahora el mar
queda tan lejos
como yo
de mi primera oración junto a mi madre
en la iglesia santísimo redentor
la iglesia era muy bonita (todas lo son)
tenía una cúpula muy alta
llena de cristales pequeños
y muy coloridos
siempre pensé que eran caramelos
y buscaba la forma de subirme
y coger muchos
todos
y repartirlos entre mis amigos del colegio.
 
La memoria es un lenguaje
que adora estos recuerdos
y no sé por qué la gente me dice
que vivir del recuerdo es anclarse en el pasado,
no es así, al menos en mi caso, no es así.
 
Escribir es como una tiernísima caricia
en medio de una taza de té humeante
mientras
el mundo desaparece
solo quedan
flores que vuelan en mis ojos
como un invierno despistado
                                              en primavera.
 
Quizá
todo esto sea un pretexto
es decir
escribir para escapar de la locura
que no es otra cosa
que la propia locura de vivir
pero
quienes viven en un mundo cuerdo
no poseen ese dulce pánico
de contar lo que han vivido.
 
Y lo es
escribir es una máscara
que tapa el rostro
de una sonrisa pecaminosa
y ofrece una única verdad
aquella que dice
que lo has entendido todo:
la historia
el argumento
el nudo
el desenlace
y cada verso que se pierde
en la fugacidad
                        del amor.
 
¿Se puede vivir una realidad
distinta a la que hemos vivido?
 
Por supuesto.
 
¿Quién puede oponerse
eternamente
a los designios de esta vida
tan efímera?
 
Yo
sin éxito, claro
y mira que lo he intentado
repetidas veces
y no hubo manera
incluso un día
me pase toda la tarde
limpiando
las estrellas que habían caído
en mi cama
por culpa de un mal pegamento
(estos stickers son malísimos)
quedaron limpias
pero no pude volver
                                 a pegarlas.
 
Amanece
y te poseí
en estos versos antiguos
ojalá tengan
la ancianidad del papel
en el reinado de la dinastía Han,
un papiro
de color amarillo cobrizo
tan elegante
como este amor
que ha pasado
                       a la espiritualidad.
 
Puedo escribir así mil años
y rasgar
en cada pensamiento
nuevos teoremas
nuevas locuciones
y nuevos conceptos…
del paraíso ya me encargaré después
ahora
         con avidez
debo
         seguir
gruñendo
                de gratitud
como el frutero
cuando se resigna
a comer la fruta mustia.






JML