sábado, 18 de noviembre de 2023

Después de tantos días como versos escritos en una bitácora puedo asegurar que te he amado incluso cuando no te he amado...

 



Hoy
        he decidido
                           lanzar mi vida
                                                 por la borda
reteniéndola en una aterradora rendición
                                                                hacia el mar
sin embargo, hay un verso de Lorca
que me lleva a la más bella discrepancia:
“He huido tanto, que necesito contemplar el mar
para poder evocar el temblor de tu boca”
 
Lanzar veinte años de mi vida
en el fondo y, al fondo del mar
tiene cierta solidaridad conmigo mismo
puedo empezar de cero
y crear una diversidad de amoríos
metalingüísticos
y henchidos de una fertilidad poética
qué, únicamente las flores
lograrían juzgar
sin perder su prolongadísima fragancia.
 
Lo dije antes: escribir y después vivir
y no necesito consensuar
mente y corazón
hallarse en un dilema no es bueno
si queremos emprender un proyecto
al menos seriamente decidido.
 
Ese debe ser ahora mi destino
inculpar aquello que hizo retroceder
mi vida
             veinte años
y soslayar de una forma ortodoxa
todos los recuerdos.
Necesito tener esa capacidad
y debería elaborar un plan B
por si aparece una eventual decepción,
quizá un buen ejemplo sería fijarme
en algún corresponsal
ellos solo saben contar con gran exactitud
la verdad del presente.
 
Me pregunto que hubiera sido del ser humano
si no tuviera recuerdos
es decir
cuenta la historia
que fuimos creados a imagen y semejanza
de Dios
y su poder era tan grande
que pudo saltarse entre otras cosas
la invención del recuerdo.
 
No lo hizo
claramente esa es mi esencial incertidumbre
empero
inventó el olvido
pero no funciona
además, trae consigo otras dolencias
recordar algo de una manera crónica
nos vuelve obsesivos, turbulentos,
agitadores
incluso si la climatología no acompaña
parecemos cómicamente un espantapájaros
en medio del campo
dispuestos a vivir sin queja alguna
todas las plagas del cultivo.
 
Ahí tenemos el gran dilema
cómo empezar de cero
si el recuerdo
lingüísticamente es un estimulante,
una infusión dentro de la mente
que alberga al menos en mi caso
                                                    lucidez.
 
Es una conducta insidiosa
querer cambiar de una manera
aplastante todo aquello que sucedió
con normalidad
además, es inagotable la melancolía
en mi corazón
posee la intransigencia de un anarquista
sí, no me culpen
es así
y esa ponzoñosa obstinación
endurece incluso el hierro fundido.
 
Entonces
aquella frecuentísima tristeza
tengo
decididamente que arrinconar
en algún lugar del pensamiento
y después lanzar la cerradura
lo más alejado del corazón
quizá esa distancia pueda ser suficiente
para cortocircuitar:
mente/recuerdo/ raciocinio / nostalgia.
 
Bien
la teoría parece bien fortalecida dentro
de mi más alarmante inestabilidad
y es común y muy corriente
que todo salga mal
arrumar el olvido junto al pasado
y perder todo debajo de una alcantarilla
es simplificar demasiado
sin embargo
hay estudios que afirman la posibilidad
de olvidar los recuerdos de manera
intencionada y permanente
esto puede funcionar
voy a investigar.
 
Decía Borges qué
“el olvido es la mayor venganza”
en cientos de casos lo es
y me pregunto,
si logro olvidar, qué habré ganado
¿una nueva vida?
¿mi propio perdón?
públicamente estoy solo
no tengo amenazas
ni busco la reconciliación con nadie
mi desafío es
solazar en cada minuto
los momentos más dulces de la vida.
 
Menos mal que tengo
una buena conciencia
documentada
en versos libres
como la inspiradora devoción
que siento hacia las flores
esa especie de sortilegio
en cada uno de sus nombres
ese amor hogareño
y tan bellamente coloquial
me hace obtener un hallazgo
                                              saludable.
 
Una dalia
puede ser un buen refugio en la mirada
cuando
el olvido ha querido retener su territorial amargura
a pesar de los distinguidos recuerdos…
esa conexión invisible
entre
el amor de una pareja
y su
       cada
                mágica
                             vivencia.
Bueno
creo que las flores han despejado mi mente
luchar contra el olvido
o, perder contra el recuerdo
ha nublado este corazón de conciencia
y no quiero tener una vida llena de batallas perdidas
quiero ganar no importa piadosamente
y en cosas simplistas, un café, un atardecer, un abrazo…
eso quiero ser
un hombre que no se perturbe
un hombre que se distraiga emocionalmente
en una conjunción o,
                                  en un excesivo queísmo.
 
Está decido
no me voy a lanzar
que flojera y que frío
y que amoral
pasar a mi cerebro
por una necrológica manifestación
de vocablos abundantemente
imperativos.
 
Es un alivio
alejar tenuemente esa laboriosa idea
de borrar los recuerdos.
Tratar de olvidar no debe ser una obligación
y me alegra perder esa testarudez
de hace unos instantes.
 
Que alegría ha sido
diseccionar quirúrgicamente
aquella teoría horrenda
de emborrascar todos mis recuerdos
menos mal, menos mal
no sé qué me pasó para codiciar
ese giro tan brusco
¿se me fundieron todas las bombillas?
ojalá recupere pronto esa gentilísima
obsesión por vivir estrictamente del recuerdo
esa es la verdadera y única belleza
no hay otra incontenible verdad
y me conmueve volver al punto de partida
empiezo a sentir
                          dulcemente
una musiquilla
                       como un airecillo
en un otoño repleto de orquídeas.
 
Soy
diametralmente opuesto
a las reglas de la vida
por eso voy a conservar este amor
en cada tejido de mis huesos
y espero inventar algún día
una nueva eternidad
y vivir en ella
como una poetización
de aquello que nos dejó para siempre.
 
Sé que no es bueno trivializar
cuando
lo sucedido ha tenido
un hecho tan demostrable
que no fue necesario firmar nada
a veces las palabras que salen
espontáneamente poseen la mayor fuerza
el mayor poderío
y esa vivacidad es lo que ahora agradezco
cumpliste tu palabra
y yo
quiero pensar que también lo hice
sin embargo
no me puedes pedir que albergue menos dolor
en mi corazón.
 
Después de tantos días
como versos escritos en una bitácora
puedo asegurar que te he amado
incluso cuando no te he amado
¿recuerdas?
tuvimos detrás de nuestra inteligencia
una vida enrojecida por tantos obscureceres
y cada uno muy distinto al otro
eso sí
furiosamente impasibles
debajo de nuestra infatigable mirada
y bebíamos junto a la ventana
un cielo ávidamente dispuesto
sin estrellas
sin astros
solo acidia por un amanecer
y ahora
después de un año me toca
mis primeras vacaciones en solitario.
Sigo observando aquella ventana
mientras enciendo el concierto
para violín de Vivaldi, las cuatro estaciones,
esta noche corresponde la segunda estación:
El verano
empiezan los primeros acordes
y cierro los ojos
el amor es una tristeza que duerme a mi lado…




JML

5 comentarios:

  1. Muy intenso y profundo todo lo que escribes, desnudas tu alma con mucha valentía. Saludos

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  2. Melancólicos versos. Me gustaron mucho. Te mando un beso.

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  3. Como nos tienes acostumbrados, es un placer venir a leerte Javier.

    Un abrazo.

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  4. demasiado largo me perdí en el camino!

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