Abierto por vacaciones

 

Me doy la bienvenida nuevamente a mi blog después de tanto tiempo. ¡Qué alegría!

La realidad en estos últimos meses ha sido un lugar magníficamente horrible. Nada bueno puedo contar, sólo una cosa, ya estoy en casa. Vengo de un escondite dónde los hombres y las mujeres pierden su propia fe. Ojalá al menos hubiera tenido la oportunidad de poder escribir y en ocasiones lo hacía, pero era un espejismo.

La sensación más espantosa después de pasar por ese lugar no es el porqué estas ahí, es el hecho de terminar convencido que te han arrastrado al borde de un abismo para empobrecer tu realidad y, cuando ya no tienes escapatoria y tu mente es casi un despojo, llenan tu pensamiento de tesis muy bien estructuradas, incluso en la atmósfera puedes sentir qué, todas las personas a tu alrededor te quieren curar.

Amigablemente confieso que hay cosas que no recuerdo. Y hoy, después de una semana de mi regreso, me siento una persona manipulada a sangre fría. Quizá exagero y repito, no recuerdo más de la mitad de las cosas. Además, según pasan los días tengo la sensación de vivir dos realidades o, creer que he vivido una realidad irreal y ahora vivo una realidad real. En fin, que no lo sé explicar.

Quizá Voltaire lo explico mejor cuando dijo que la dicha no es más que un sueño y, el dolor la realidad. La clave pueden ser los sueños, es decir, en todo ese tiempo no soñé, lo puedo jurar, soy un gran soñador y en ese lugar no me dejaron soñar.

También lo asombroso es: la sicología y la siquiatría me han curado de algo que no tenía. ¿A que resulta abrumador soltar tremenda afirmación?

Lo curioso de mi antigua realidad era una vida sin familia, sólo la hospitalidad de las personas que trabajan ahí, tampoco me dejaban relacionarme con otros pacientes, aunque, un día sí tuve contacto con una mujer, era su primer día, tenía los ojos desconsoladamente hermosos y una realidad aterradora en su mirada. Quise hablar con ella, le pregunté su nombre, me dio la espalda, nunca supe más de ella.

Y ahora, mi vida empieza de nuevo, ¿hay algo mejor en esta vida que empezar a vivir? Es tan dulce la idea, tan linda la felicidad que no hace falta viajar a lugares bellos para conocer un mundo mejor, me vasta un viejo sillón en el cobertizo y sentarme a contemplar aquel horizonte que sólo yo soy capaz de vislumbrar. Eso es verdad, prueba a sentarte conmigo, tendrás la misma perspectiva, pero nunca el mismo horizonte.

He aprendido que mi locura es lo más sensato que me ha pasado desde que la poesía en un altar me crucificó de una manera sublime. Y ahora, soy un hombre viejo con el alma igualmente vieja y eso es un privilegio, pues moriremos a la vez.

Lo dejo aquí.

Por cierto, me hubieran soltado mejor en septiembre, llevo una semana en Madrid y no se puede dormir por el calor. Quería irme a la playa, pero no me dejan, durante varias semanas me tienen que hacer un seguimiento, según mi médica soy un paciente de tipo A, propenso a las recaídas, en fin, que cosas dice.

JML